lunes, 24 de marzo de 2014

CALIDAD DE VIDA EN LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL DEL ADULTO.(I)

Dr. Francesc Casellas Jordá
Médico adjunto del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital General Vall d’Hebron. Barcelona.
Dra. Josefa López Vivancos
Médico adjunto del Departamento de Medicina Interna del Hospital General de Catalunya. Barcelona.


PERCEPCION DE SALUD EN LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL
La enfermedad inflamatoria intestinal tiene un carácter permanente, requiere un enfoque multicausal, causa una diversidad de problemas de salud y conlleva cambios en el área personal, social y familiar del paciente. Por todo ello puede considerarse a la enfermedad inflamatoria intestinal (E.I.I.), como una enfermedad crónica. En un paciente con una enfermedad crónica, como la E.I.I., la atención médica debe intentar objetivar su percepción subjetiva, individual y específica de satisfacción, en definitiva, su calidad de vida relacionada con la salud.
En la E.I.I., los cambios resultantes en la salud se relacionan con consecuencias directas de la enfermedad en sí (curso crónico, aparición de síntomas orgánicos, etc.), con el tratamiento (eficacia del mismo, efectos secundarios, consecuencias de la cirugía, necesidad de ostomía, etc.) y de la apreciación personal propia de cada individuo (en función de su personalidad, cultura, religión, etc.). Todas ellas implican una modificación de la calidad de vida relacionada con la salud (C.V.R.S.).
Se ha definido la C.V.R.S. como la percepción que el paciente tiene de su enfermedad, y de cómo el tratamiento afecta su vida diaria (1). La C.V.R.S. es un concepto subjetivo del propio paciente, que describe la percepción subjetiva de salud y su influencia sobre las diversas dimensiones de su vida. Esta subjetividad es la que condiciona que dos personas con la misma enfermedad tengan percepciones diferentes acerca de su salud.
Actualmente se da gran valor a la C.V.R.S. ya que uno de los objetivos principales de la medicina es el restablecimiento de la calidad de vida del individuo enfermo. Este concepto es aún más importante cuando la enfermedad no tiene un tratamiento curativo, como sucede en la E.I.I. Además, el estudio de la C.V.R.S. tiene otras potenciales aplicaciones (2), como identificar y valorar las necesidades sanitarias, conocer la historia natural de las enfermedades, medir los resultados terapéuticos en ensayos clínicos, desarrollar líneas de política sanitaria o evaluación de costes, por lo que es muy útil disponer de medios eficaces para medir la C.V.R.S..

La E.I.I. comporta una afectación de la salud que se manifiesta en forma de cambios en las actitudes y conductas a nivel físico, emocional y social. El estudio de la C.V.R.S. en la E.I.I. permite no sólo un mejor conocimiento de la enfermedad y de las repercusiones que conlleva para el paciente, sino que además tiene importantes repercusiones fuera del aspecto puramente clínico. En este sentido se ha observado que la afectación de la C.V.R.S. en la E.I.I. tiene valor predictivo en cuanto al uso de recursos sanitarios (3), es un buen marcador del efecto de las intervenciones terapéuticas sobre la enfermedad (4) y se incluye de forma rutinaria en los análisis farmacoeconómicos (5). Todo ello sugiere que el conocimiento del impacto de la E.I.I. sobre la C.V.R.S. de los enfermos es de gran utilidad por sus implicaciones médicas, sociales y de distribución de los recursos sanitarios.

 
MEDIDA DE LA C.V.R.S. EN LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL
En 1988 Mitchell et al. (6) desarrollaron un cuestionario para determinar la frecuencia e importancia de diferentes áreas de disfunción en 54 pacientes con enfermedad de Crohn (EC) y 43 con (CU). Dicho cuestionario incluye 30 ítems agrupados en 5 dimensiones: síntomas intestinales (7 ítems), síntomas sistémicos (6 ítems), función emocional (10 ítems), afectación social (4 ítems) y afectación funcional (3 ítems), que se responden según una escala de tipo Likert de 5 puntos. Con la aplicación de este cuestionario se puso de manifiesto que los síntomas digestivos (especialmente el número de deposiciones y el dolor abdominal) y los síntomas sistémicos (sobre todo el cansancio y la sensación de encontrarse mal) son los que tienen mayor impacto sobre la C.V.R.S.


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