lunes, 24 de febrero de 2014

El Crohn, la enfermedad de la incertidumbre.

Del mal de Crohn se desconocen las causas, qué motivos ocasionan los brotes y por qué se dispara su incidencia en los países desarrollados

                       
Diarrea, dolor abdominal, sangre y mucosidad en las heces, fiebre, pérdida de peso, anemia, debilidad, úlceras, vientre hinchado, dolor articular... Estos son síntomas de Crohn y de colitis ulcerosa, dos patologías agrupadas en la enfermedad inflamatoria intestinal, un mal autoinmune y crónico que limita la calidad de vida de los pacientes durante toda su vida.
Es la patología de la ignorancia, de la incertidumbre y de la opulencia. Lo primero porque los especialistas desconocen cuál es su origen ni cuál es la mejor estrategia de prevención; lo segundo, porque los afectados nunca presienten cuándo les sobrevendrá el siguiente brote; y lo tercero se debe a que, sin conocer aún por qué, se da solo en los países desarrollados. En España, en los años setenta apenas se tenía referencia de casos de Crohn, mientras que ahora son en torno a 150.000 los afectados, con dos mil diagnósticos al año, cifras que van en aumento y similares ya a las de los países europeos más desarrollados.
«Es la enfermedad del bienestar, porque a medida que un país progresa es cuando se dispara su incidencia y los enfermos aumentan de forma exponencial. Ahora se ve que está creciendo en los países asiáticos en desarrollo, cuando antes no existía, mientras que en Latinoamérica apenas hay», explica Xavier Calvet Calvo, uno de los ponentes en el congreso de la Organización Europea de Crohn y Colitis Ulcerosa (ECCO), que acaba de celebrarse en Copenhague con la participación de más de 4.000 expertos y enfermos.
¿Se debe a la contaminación? Se cree que no. Solo se plantean hipótesis. ¿Tiene base genética? Puede, pero en absoluto es una enfermedad hereditaria.
Hay investigadores que relacionan al Crohn con el exceso de higiene en la infancia, con lo que el organismo está peor entrenado para resistir a las agresiones, o a un tipo de bacterias que sobreviven en los frigoríficos a cuatro grados centígrados. Pero nada está probado. «No puedes hacer prevención porque no sabes la causa. La única prevención que puede que funcione es un tratamiento agresivo inicial», apunta Calvet. Y dejar de fumar.

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