miércoles, 29 de julio de 2015

La microbiota intestinal puede influir en el estrés y la depresión.

Un estudio realizado en ratones demuestra que las bacterias del aparato digestivo afectan 


al comportamiento


Cuerpo humano | 29/07/2015 - 10:03h | Última actualización: 29/07/2015 - 11:26h
La microbiota intestinal puede influir en el estrés y la depresión
Bacteria del género de los lactobacilos, que abundan en el aparato digestivo humano Gregor D / Getty
Cristina Sáez
Cristina Sáez | Sigue a este autor en Twitter


La microbiota intestinal podría desempeñar un papel clave en el desarrollo de trastornos 

psicológicos como la depresión o la ansiedad. Así lo demuestra un nuevo estudio

 realizado por investigadores de la Universidad McMaster, en Canadá, y publicado en la 

revista Nature Communications. Este trabajo, realizado en ratones,  supone un avance para

 comprender cómo estos microorganismos pueden llegar a modelar el comportamiento y 

estar implicados en patologías como algunos tipos de autismo. Próximos estudios deberán

 analizar hasta qué punto los resultados observados en ratones son extrapolables a la especie humana.

Los investigadores pretendían explorar qué función tienen las más de 100 billones de 

bacterias que pueblan nuestro tubo digestivo en el desarrollo de problemas psicológicos 

derivados del estrés en los primeros años de vida.

“Ya se había demostrado que el estrés temprano en personas, ya sea porque el individuo

 sufre abandono o malos tratos, lleva a sufrir trastornos psiquiátricos más adelante. Y eso

 seguramente sea debido al impacto en el sistema neuronal, que es muy plástico durante la

 primera etapa de vida”, explica Premysl Bercik, coautor del estudio.

En un experimento realizado con ratones, separaron a las crías recién nacidas de sus

 madres durante tres horas diarias a lo largo de dos semanas y media, una práctica que 

suele emplearse para estudiar los efectos del estrés temprano más adelante en la vida. De 

hecho, trabajos anteriores ya habían demostrado que los animales que eran sometidos a 

separación maternal, de adultos desarrollaban respuestas de estrés, ansiedad, depresión e

 incluso problemas intestinales. Y eso fue justamente lo que vieron Bercik y su equipo.

Entonces repitieron el mismo experimento pero esta vez con ratones sin microbiota. Y en

 este caso hallaron que los animales también tenían niveles elevados de corticosterona, 

una hormona del estrés y disfunción del intestino, como en el primer experimento. Pero de

 adultos, ni señal de ansiedad ni depresión. 

Sin embargo, cuando transfirieron bacterias intestinales de los ratones del grupo de control

 a los animales que estaban estresados y sin microbiota, en pocas semanas los científicos 

veían cómo comenzaban a mostrar ansiedad y conductas depresivas, lo que señalaba la 

microbiota como posible detonante de esos trastornos.

“Hemos demostrado por primera vez que las bacterias desempeñan un papel crucial para 

producir ansiedad y depresión -asegura Bercik a Big Vang-. “El estrés neonatal conduce a

 una sensibilidad incrementada para el estrés y la disfunción intestinal que cambia la 

microbiota, que a su vez altera la función cerebral”
.
Por el momento, este estudio se ha realizado con animales y se necesitan más 

investigaciones para ver si sus resultados son trasladables a adultos. “Aunque es probable

 que al menos en un grupo de pacientes con trastornos psiquiátricos las bacterias tengan

 un papel clave. De confirmarse, entonces en un futuro se podrían usar probióticos o dietas

 específicas para prevenir o mejorar las consecuencias del estrés en los primeros años de 

vida”, considera Bercik.

Dos kilos de bacterias

Nuestro tubo digestivo y el del resto de animales vertebrados contiene unos 100 billones de

 microbios, que pueden llegar a pesar hasta 2 kilogramos y que actúan como un solo 

órgano. Además de encargarse de funciones esenciales como entrenar al sistema 

inmunitario, producir vitaminas y descomponer nutrientes de la comida que no podemos

 digerir, investigaciones recientes también han descubierto que secretan sustancias 

químicas, algunas de las cuales son las mismas que usan las neuronas para comunicarse y

 regular nuestro estado de ánimo, como la dopamina o la serotonina. Y ambos órganos se

 intercambian mensajes y se influyen mutuamente.

El primer estudio que demostró esa comunicación entre cerebro y microbiota se publicó en

 la revista PNAS en 2011 y lo llevaron a cabo científicos de la Universidad Karolinska, en 

Suecia. En aquella ocasión, realizaron un experimento con dos grupos de ratones sanos 

pertenecientes a dos especies distintas y hallaron que podían cambiar el comportamiento

 de los animales simplemente modificando su composición bacteriana.

Tras aquel estudio se han sucedido varios que establecen relaciones entre comportamiento

 y microbiota, como el presentado el marzo pasado en la 4ª Cumbre Mundial de Microbiota 

Intestinal para la Salud de Barcelona, en el que la neurocientífica Elaine Hsiao relacionaba 

autismo y  bacterias intestinales.


Leer más: http://www.lavanguardia.com/ciencia/cuerpo-


humano/20150729/54434657196/microbiota-intestinal-depresion-

ansiedad.html#ixzz3hIQFGV1G 


Síguenos en: https://twitter.com/@LaVanguardia | 


http://facebook.com/LaVanguardia

No hay comentarios:

Publicar un comentario