El doctor Fernando Gomollón abrió la jornada médica del XXV aniversario Asociación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa de Asturias
A los pacientes les parece que todo va lento. Que los cambios no llegan. A quienes llenaban ayer el salón donde se celebró la jornada médica organizada por la Asociación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa de Asturias (ACCU) con motivo de su XXV aniversario les gustaría que los cambios y las soluciones a sus problemas de salud fueran más contundentes. Pero «desde el punto de vista de quienes trabajamos en ello, la investigación va rapidísimo, los cambios son muchos, y nos vemos obligados a aprender cosas todos los días». El doctor Fernando Gomollón sabe de lo que habla. Jefe de Sección de Gastroenterología del Hospital Clínico de Zaragoza, fue uno de los fundadores, en 1990, del Grupo Español de Trabajo de Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GETECCU). Desde entonces, muchas cosas han cambiado. «Hemos pasado de un grupo de 22 personas entusiastas a 615 socios y muchos más profesionales de la enfermedad inflamatoria intestinal». Y ese crecimiento y esos avances es lo que trató de trasladar ayer a los pacientes, en su conferencia 'Una visión panorámica de las novedades en el tratamiento de la enfermedad intestinal en 2015'.
En 25 años se ha pasado de trabajar «con mucha ilusión y mucha empatía, para poder ayudar a pacientes que tenían situaciones muy difíciles y con unas posibilidades de tratamiento bastante escasas y pocas opciones médicas» a hacerlo con la misma ilusión pero «más conocimiento, más pacientes, más fármacos, más industria implicada, más cooperación entre todos». Porque la medicina avanza y los resultados se ven, defendió en su charla, aunque «el camino correcto es difícil, duro y largo». Gomollón echó la vista atrás para recordar que, hace años, la mitad de quienes ingresaban con crisis agudas de colitis ulcerosa morían.
El objetivo del GETECCU «a largo plazo, es curar. Y mientras no podamos, es contribuir a que los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal tengan una calidad de vida lo más parecida posible a quienes no tienen la enfermedad». Por eso, la investigación es la principal línea de trabajo. El grupo europeo es, de hecho, el más importante del mundo en esta enfermedad. Pero los profesionales trabajan también en otras líneas, como la docencia, «poder compartir conocimientos constantemente y contribuir a una mejor asistencia».
Fernando Gomollón defiende las unidades monográficas y solicita para ellas «los medios mínimos» para que la cantidad de «gente joven con muchos conocimientos» que hay puedan seguir trabajando. Porque entre otras muchas ventajas, esas unidades son un «punto de referencia central» para los pacientes. Los profesionales presentarán en un mes, junto con el Ministerio de Sanidad, los esfuerzos realizados para marcar unos estándares de calidad para dichas unidades.
Además de Gomollón, en la jornada de ayer participaron Salvador Peña, profesor emérito de la Universidad de Amsterdam; Manuel Barreiro, del Hospital Clínico de Santiago y Ignacio Marín, del Gregorio Marañón.
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