lunes, 16 de diciembre de 2013

¿Como decirle a un niño que padece una enfermedad inflamatoria intestinal?

Los niños tienen mucha fantasía y, a veces, esta fantasía es peor que la realidad. Si los padres no dicen nada sobre la enfermedad y, por otro lado, están visiblemente preocupados, estas fantasías se disparan. Lo peor es: llorar y no decir nada.

Hay que dar respuesta a las preguntas de los niños, abiertamente, pero sólo lo que quieren saber y contando con la limitada comprensión del niño. Pero ¡OJO!   Los padres siempre piensan que su hijo es menos maduro de lo que realmente es. A un niño le encanta que sus padres le traten como si fuese más mayor, dándole más responsabilidad.

Si el niño no tiene ni idea de lo que es una inflamación, se le puede decir que en el intestino hay heridas como en una rodilla, después de caer de la bicicleta, y por esto tiene dolor, diarreas, pierde sangre, le falta el apetito, etc....

También hay que explicar al niño que es importante ver la gravedad y la extensión de las heridas, por eso hacen falta muchas pruebas. La necesidad de la analítica es para vigilar los efectos de las medicinas, tanto los efectos buenos como los malos. Sacar sangre es una cosa horrorosa para un niño, pero hay que explicarle que así el médico puede ver mejor como va la mejoría y adaptar la medicación.

Es necesario indicar al niño que la nutrición es muy importante, a los niños por un lado les repulsa la comida, y por otro el quedarse pequeño les produce un complejo de inferioridad.

En la mitad de los niños con la EII crecimiento por la desnutrición y los corticoides y a veces, este retraso es el primer síntoma de la enfermedad. Hay que repetirle cientos de veces que si quiere crecer la comida es necesaria. Un niño motivado soporta incluso la sonda nasogástrica para ser nutrido a través de una bomba dosificadora que lleva en una mochila. Un niño bien preparado por los padres y el pediatra con sus enfermeras, se pone la sonda él mismo antes de acostarse para la nutrición enteral nocturna, a veces indispensable para recuperar el crecimiento. En caso necesario, se le puede colocar al niño una sonda directamente al estómago a través de la piel: "la gastrostomÍa".

Cuando el niño dice: "no me gusta" , no hay que obligarle a la fuerza sino explicarle que el gusto es lo de menos, la salud lo es todo. Pero seamos sinceros, ¡Hay montones de adultos cuya dieta se rige por el gusto y no por la necesidad!

Si hace falta cirugía también hay que explicar al niño lo que el cirujano va a hacer y el porqué. La ayuda de un buen pediatra-cirujano es indispensable siendo ideal la colaboración con un psicólogo infantil.

Hay un hospital donde el cirujano explica al niño pequeño lo que se va a hacer en la operación, para ello "opera" a un osito de peluche elegido por el niño, de esta forma el niño proyecta su angustia hacia el osito, y va mucho más tranquilo. La presencia de este osito y de su madre antes de la operación y al despertar, es de suma importancia.



http://www.zonade.com/accues/accusev/cronica/52consej.htm

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