jueves, 10 de marzo de 2016

Probióticos.

En el  ser humano viven aproximadamente 100 billones de bacterias de unas 400 especies distintas. Estas bacterias se adquieren durante los dos primeros años de vida, primero de la madre y posteriormente del entorno. La mayoría de estas bacterias viven en el tracto gastrointestinal, en un ambiente de simbiosis o equilibrio, es decir, de relación beneficiosa para algunas sin perjuicio de las demás.
A esta microflora intestinal se le atribuyen varias funciones
:
  • Nutrición y metabolismo, como el incremento de la absorción de calcio por el colon y la regulación del metabolismo hepático de los lípidos o grasas

  • Protección frente a agentes infecciosos externos y frente al sobrecrecimiento de especies potencialmente patógenas o desencadenantes de infección

  • Efecto trófico o regenerativo del epitelio intestinal, mejorando así la función de barrera del mismo

  • Papel modulador sobre el sistema inmunológico o defensivo de la mucosa

El equilibrio entre las diferentes especies bacterianas del intestino, puede verse modificado por diversas causas como son los cambios en la alimentación, el consumo de antibióticos y los procesos inflamatorios, entre otros.

La flora bacteriana intestinal se ve implicada en el desarrollo de la enfermedad inflamatoria intestinal, en pacientes predispuestos genéticamente, en los que hay una respuesta inmunológica alterada frente a dichas bacterias intestinales. Prueba de ello es la remisión inflamatoria que se consigue con la derivación del contenido fecal a través de una ileostomía o con la esterilización de la luz intestinal.

Con el fin de optimizar las funciones de esta flora intestinal se ha propuesto la utilización de probióticos y prebióticos.


Los prebióticos son ingredientes de la comida no digeribles, que favorecen selectivamente el crecimiento y la actividad de un número limitado de especies bacterianas. Estos prebióticos suelen ser hidratos de carbono o “azúcares” no digeribles, que después de su paso por el intestino delgado, llegan al colon o intestino grueso sin modificar. Aquí las bacterias fermentan y consumen estos hidratos de carbono, obteniendo energía a cambio.

Los probióticos son microorganismos vivos, que ingeridos en cantidades adecuadas, producen efectos beneficiosos para la salud, que seañaden a su valor puramente nutricional.


Se han utilizado probióticos con cepas de Lactobacilos en numerosos estudios experimentales en animales con resultados prometedores. Posteriormente, se han usado otros probióticos con una bacteria llamada Escherichia Coli en pocos pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, tanto con enfermedad de Crohn como con colitis ulcerosa. Se pretendía evaluar el mantenimiento en el tiempo de la respuesta lograda con otros medicamentos como la mesalazina y los corticoides (nombres genéricos de fármacos como Claversal® y pednisona®, respectivamente, entre otros). Estos trabajos encontraron que este probiótico mantenía la respuesta, de igual manera que la mesalazina.

Actualmente se está utilizando un probiótico conocido como VSL#3, que contiene 8 cepas que incluyen diversos tipos de lactobacilos y bifidobacterias, a unas concentraciones elevadas. VSL#3 ha demostrado una eficacia alta en los pacientes con reservoritis o pouchitis crónica, que han conseguido responder al tratamiento con antibióticos.

La reservoritis o pouchitis es la inflamación del reservorio o “bolsa” ileoanal que se confecciona tras la extirpación del colon y del recto en pacientes con colitis ulcerosa. Esta complicación aparece hasta en el 50% de los pacientes intervenidos a los 10 años de la cirugía. Aunque la causa de esta inflamación es desconocida, se ha demostrado que la cantidad de lactobacilos y bifidobacterias es baja en el reservorio ileoanal. Esto podría explicar la respuesta a este probiótico.
También VSL#3 es efectivo en la prevención del desarrollo de esta complicación (reservoritis) en los pacientes en los que se confecciona dicho reservorio ileoanal. Estas indicaciones tienen un grado de recomendación alto según los criterios de la “Medicina Basada en la Evidencia”.

Por otro lado, parece que VSL#3 puede ser útil en la colitis ulcerosa en brote leve o moderado que no haya respondido al tratamiento con mesalazina (ClaversalR, PentasaR o SalofalkR).


Los ensayos clínicos controlados y bien diseñados en la Enfermedad Inflamatoria Intestinal permitirán aclarar qué cepas probióticas son útiles en cada caso, cuál es la combinación ideal de las mismas, la dosis óptima y la frecuencia de administración, en otras indicaciones.

Dra. Isabel Vera Mendoza
Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid


Artículo extraído de revista Crónica nº 74
Publicado y última revisión enero 2007

No hay comentarios:

Publicar un comentario