martes, 11 de junio de 2019

Colitis Nerviosa: Síntomas, Causas y Tratamientos.

Por
 Rocío Bellver Abardía

La colitis nerviosa, síndrome de colon irritable o síndrome de intestino irritable, es un trastorno intestinal de naturaleza funcional que se caracteriza por dolor o malestar abdominal y cambio en hábitos intestinales o evacuatorios, presentando estreñimiento, diarrea o alternando dichos síntomas.
Fue acuñado, probablemente, por Peters y Bargen (1944) pero la primera descripción de la que se tiene constancia es la del médico inglés William Powell en 1812.
colitis nerviosa
La calidad de vida en pacientes crónicos es un tema que ha recibido gran interés e investigación en los últimos tiempos. La incidencia y prevalencia y su característica de enfermedad crónica crea la necesidad de modificar los hábitos y el estilo de vida de estos pacientes.
En referencia al hábito intestinal, este problema presenta diferentes subtipos:
  • Con predominio de estreñimiento: cuando más del 25% de las veces se presentan heces duras y menos del 25% heces blandas.
  • Con predominio de diarrea: más del 25% de las veces las heces son líquidas y menos del 25% duras.
  • Mixto: cuando más del 25% hay heces duras y líquidas.
  • Indeterminado: no puede incluirse en ninguna de estas categorías.
Suelen acompañarse de otros muchos síntomas tanto intestinales como no intestinales. Por ejemplo, en los primeros destaca la hinchazón abdominal, el moco en las heces, el tenesmo rectal (no quedarse ‘satisfecho’ tras defecar), incontinencia fecal, flatulencia, ardor de estómago, dolor torácico, sensación de saciedad temprana al comer, digestiones lentas o dolor anal.
Dentro de los no intestinales encontramos molestias al orinar, dolores musculares y óseos, dolores de cabeza, cansancio, halitosis, insomnio, menstruaciones dolorosas, lumbalgia, disminución de la libido y alteraciones de tipo psicológico como ansiedad o preocupación.
Los trastornos funcionales digestivos son un conjunto heterogéneo de síndromes que se caracterizan por presentar numerosos síntomas de carácter gastrointestinal sin poseer una causa orgánica obvia. Uno de los más frecuentes es la colitis nerviosa.
Las enfermedades crónicas como la colitis nerviosa afecta a distintos aspectos de la vida de las personas que las padecen.
En un primer momento, se inicia un periodo de crisis donde el paciente acusa un desequilibrio a diferentes niveles: físico, social, psicológico (con miedo y ansiedad) hasta que finalmente asume que su problema es crónico.
Todo ello implica necesariamente adoptar cambios en los hábitos de vida: actividad física, laboral y social.

Síntomas y diagnóstico de la colitis nerviosa

A lo largo del tiempo se han desarrollado diferentes criterios diagnósticos basados en diferentes síntomas.
Por ejemplo, los primeros utilizados fueron los del año 1976 (criterios de Manning), y aunque son los más evaluados su valor predictivo no sobrepasa el 75%.
En el año 1998, durante el XIII Congreso Internacional de Gastroenterología se creó un comité que desarrolló los criterios de ROMA I (modificados posteriormente en 1999 en ROMA II y 2006 en ROMA III).
Estos criterios suponen un esfuerzo a la hora de homologar a estos pacientes para poder realizar estudios clínicos. Son los siguientes:
Dolor abdominal o sensación no placentera en el abdomen que ocurre al menos tres veces al mes en los tres meses anteriores, acompañado de dos o más de los siguientes síntomas:
  • Mejoría del dolor con la defecación
  • El inicio del dolor se relaciona con cambio en la frecuencia de las evacuaciones
  • El inicio del dolor se vincula con cambio en la consistencia de las evacuaciones
  • Los síntomas deben empezar por lo menos seis meses antes al diagnóstico
A pesar de la prevalencia, que va en aumento, y de la importancia que tiene el Síndrome de intestino irritable, no podemos encontrar un marcador biológico distintivo para él, debiéndose el diagnóstico a criterios clínicas y a la exclusión de otros trastornos gastrointestinales.
Suelen presentar dolor abdominal, que se localiza en la parte baja del abdomen y que puede ser cólico, calambre o punzante, mostrando la evacuación alivio ante el dolor. Sin embargo, este dolor puede estar presente también en otras partes del abdomen. Además, otro síntoma característico es la diarrea o el estreñimiento.
Estos pacientes muestran también otros síntomas gastrointestinales como pueden ser:
  • Distensión abdominal
  • Gases
  • Flatulencias
  • Sensación de evacuación incompleta
  • Evacuaciones con moco
  • Evacuaciones con urgencia
Existen diferencias entre hombres y mujeres en algunos síntomas, no en el dolor abdominal sino en la emisión o no de moco rectal, la sensación de evacuación incompleta, la distensión abdominal o la presencia de heces caprinas, que son más frecuentes en mujeres que en hombres.
La calidad de vida de estos pacientes es un objetivo primordial, sobre todo si atendemos también al aumento de la esperanza de vida.
Algunos estudios muestran que la calidad de vida que muestran los sujetos con trastornos gastrointestinales de carácter funcional es inferior que pacientes que presentan enfermedades de carácter orgánico.
Cuando se habla de calidad de vida se hace referencia a un concepto complejo que incluye el bienestar percibido por el sujeto (de carácter físico, mental y social), así como la felicidad y satisfacción.
La calidad de vida relacionada con la salud hace referencia a la valoración que realiza un individuo de su estado físico, social y emocional de un momento determinado reflejando su satisfacción a diferentes niveles: fisiológico, emocional y social.
La colitis nerviosa o síndrome de colon irritable afecta a la calidad de vida de estos pacientes, en su ámbito laboral, social, sexual, a las actividades de ocio, por ejemplo.
Su calidad de vida no se ve minorada sólo por los síntomas (el hecho de que sean más o menos graves), sino también por la relación con factores psicosociales que son los que predicen de mejor manera su calidad de vida.
Asimismo, estos pacientes presentan limitaciones a nivel físico, social, vitalidad y rol emocional.
Además, el dolor es una de las condiciones que más afecta a su calidad de vida, ya que disminuye su funcionamiento tanto cotidiano, en la esfera social y en el ámbito laboral.
El hecho de percibir un bienestar menor y una calidad de vida más pobre se asocia de manera necesaria a una menor satisfacción en su salud mental, presentan altos niveles de ansiedad y depresión y un menor control de sus emociones.
Algunos estudios han señalado que en los pacientes con colitis nerviosa se evidencian algunas alteraciones de carácter psicológico como son la ansiedad y fobias o la depresión, por encima de población normal y de otros pacientes con otras enfermedades digestivas.
En general, estos pacientes muestran alteraciones emocionales, preocupación por su salud en mayor medida, una valoración negativa de su estado físico y presentan más conductas de enfermedad.
Algunos autores consideran que los factores emocionales (miedo, ansiedad, preocupación, cansancio) conllevan baja actividad por parte de estos pacientes, convirtiéndolo en un círculo vicioso.
Como decimos, algunos síntomas como la depresión o la ansiedad son propios de esta enfermedad. Los síntomas depresivos aparecen cuando el paciente ha de asimilar la cronicidad del problema, que suele aparecer más tarde del diagnóstico, cuando el individuo por fin es consciente de todas las implicaciones.
La depresión puede ser grave y durar mucho tiempo; el paciente puede sentir dependencia hacia los demás, desesperanza hacia el futuro, indefensión, ve restringidas sus actividades.

Causas de la colitis nerviosa

Se trata de un problema multifactorial, no existiendo una causa bien definida ni única. De modo que el enfoque aplicado es biopsicosocial dada la cantidad de factores que pueden afectar a su aparición y desarrollo.
Se han identificado distintos desencadenantes a la aparición de síntomas relacionados con la colitis nerviosa:
  • Cambios vitales
  • Conflictos laborales
  • Dificultades económicas o en el ámbito interpersonal
  • Consumo de algunos alimentos
  • Ingesta de fármacos
  • Abuso de sustancias psicoactivas
  • Factores hormonales
  • Estados psicológicos: ansiedad, pánico, perfeccionismo, frustración, baja autoestima, depresión, necesidad de aprobación social, rigidez para cumplir normas sociales.
Una explicación a este problema argumenta que puede deberse a un fallo en la regulación entre el sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso entérico. Algunos análisis de laboratorio no apoyan esta hipótesis.
Las distintas teorías en relación a este problema se dividen en las siguientes:

1. Trastornos de la motilidad

Suelen presentar mayores trastornos de la motilidad que la población general, de manera que hay más problemas en la actividad gástrica, respuestas motoras exageradas al alimento, aumenta la frecuencia en el complejo motor migratorio, etc.

2. Hipersensibilidad visceral y el eje cerebro-intestino

Hay distintos estudios que han puesto de manifiesto que sujetos con esta patología perciben el dolor de manera anormal ante estímulos viscerales que no resultan dolorosos para la población normal.
A esto es a lo que se denomina ‘hipersensibilidad visceral’.
Suelen presentar mayores sensaciones de dolor o de evacuar el recto que personas normales. Y dicha percepción es causada por las fibras aferentes que llevan la información a la médula espinal y el tallo cerebral, y de estos se proyecta al hipotálamo y la amígdala.
Asimismo, tienen lugar a nivel central una regulación que se ve afectada de manera subjetiva por factores de índole emocional, cognitivo y motivacional.
Se ha encontrado también una anormalidad en lo que se refiere al eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, de manera que hay una hiperrespuesta del eje visceral.

3. Inflamación de la pared intestinal

Algunos estudios relacionan esta inflamación con la Colitis Nerviosa. Y además, la alteración de la flora intestinal también puede relacionarse con estos síntomas.

4. Factores psicológicos

Cuál es el peso que se da a estos factores no está claro; sin embargo, más de 2/3 de los pacientes con esta problemática muestran problemas psicológicos.
Aunque se intenta aclarar cuál puede ser el factor genético dentro de la Colitis Nerviosa, se pueden observar mayores factores de índole ambiental y familiar y no tanto hereditarios a la hora de desarrollarlo.
Asimismo, se ha mostrado que los hijos de pacientes con este problema suelen visitar en mayor medida al médico, presentan mayores tasas de absentismo en la escuela y mayores síntomas tanto gastrointestinales como de otro tipo que personas que no lo padecen.
Aunque son muchos los factores, como ya se ha nombrado, responsables de la Colitis Nerviosa, ninguno de ellos parece explicar de forma clara el verdadero mecanismo que lo desencadena.
Las nuevas teorías parecen apuntar a que las interacciones entre todos ellos, la psicología, la inmunología la hipersensibilidad visceral, los probióticos y el sistema inmunológico del intestino parecen entenderse y se explican desde la psiconeuroinmunología.
En general, los principales síntomas se deben a alteraciones que se dan en los movimientos y sensibilidad del intestino. Al presentarse contracciones en el intestino potentes y al aumentar la sensibilidad dolorosa en la zona tiene lugar el dolor abdominal.
La diarrea o estreñimiento aparecen al contraerse de manera muy rápida o muy lenta. La distensión sucede por el hecho de que se produzca un tránsito anormal de aire por el tubo digestivo.

Epidemiología en la colitis nerviosa

La Colitis Nerviosa o Síndrome de intestino irritable es un trastorno funcional muy frecuente en la población general y una de las principales causas para consulta médica en trastornos gastrointestinales.
La prevalencia varía según qué población sea estudiada y qué criterios diagnósticos se utilicen, pero en general está alrededor del 10-20% y predomina el sexo femenino con una proporción 2:1.
La colitis nerviosa representa sólo en Estados Unidos entre 2,4 y 3,5 millones de visitas médicas anuales y consume más de 20.000 millones de dólares en gastos.
Es uno de los diagnósticos principales gastrointestinales, de modo que alrededor del 28% de los pacientes que acuden por problemas gastrointestinales acaban siendo diagnosticados de este problema.
En España, se estima que alrededor de un 3% de las consultas en Medicina Primaria se deben a esta afección y entre el 16-25% de las consultas de gastroenterología también.
Su impacto en la calidad de vida de los pacientes es equiparable al de enfermedades como la diabetes, la hipertensión o la enfermedad renal crónica.
Así, el gasto que ocasiona este problema para el sistema de salud es importante. Por todo ello, por la prevalencia y los problemas en la calidad de vida de los pacientes está recibiendo mucha atención por parte de los expertos.

En cuanto a la edad, algunos estudios indican que la prevalencia de esta patología tiende a disminuir con la edad y otros indican que es mayor en sujetos de edad avanzada.
Muchos factores psicosociales determinan la conducta de los individuos con este problema a la hora de buscar atención médica, lo que influye en que sea diagnosticado.
Alrededor de 2/3 de las personas con este problema no lo consultan y muchos otros que sí lo hacen acaban siendo diagnosticados con otro problema.
Se han realizado distintos estudios que intentan investigar qué factores son los que determinan que un sujeto con unos síntomas concretos demande ayuda médica y otro sujeto con los mismos no lo haga.
Algunos resultados no son concluyentes, pero los factores estudiados son los siguientes:
1. Dolor abdominal: Es el síntoma más relacionado con el hecho de pedir ayuda y consultar al médico. Es importante la intensidad con la que se muestra el dolor, así como la mayor frecuencia y duración de éste.
2. Diarrea: Algún estudio ha relacionado también su presencia con mayor consulta médica, sobre todo si está relacionada con incontinencia fecal.
3. Estreñimiento: Se relaciona con un factor que se asocia a no consultar al médico.
4. Edad: Un estudio encontró la relación con la edad, de modo que a mayor edad, mayor consulta médica.
5. Síntomas asociados: A mayores síntomas asociados mayor asistencia a consulta médica.
6. Trastornos psicopatológicos: los pacientes que demandan ayuda sueñen presentar más sentimiento de enfermedad, experimentan mayor estrés y mayores
trastornos de la personalidad que se relacionan con el rol de enfermo.
7. Características del sistema sanitario: el hecho de que sea fácil y gratuito consultar con el médico son características que inciden de manera directa en el hecho de demandar ayuda.

Evaluación y tratamientos para la colitis nerviosa

No se conoce cuál es el mecanismo patofisiológico que justifica dicho problema, por lo que es importante realizar un diagnóstico diferencial donde se descarten otras enfermedades que pueden confundirse como la enfermedad inflamatoria intestinal o la enfermedad diverticular.
Se deben tener en cuenta algunos datos de alarma, para los que se debe atender en la evaluación del problema, entre los que se encuentran:
  • Ser mayor de 50 años
  • Inicio abrupto de los síntomas
  • Pérdida de peso
  • Síntomas nocturnos
  • Sexo masculino
  • Antecedentes familiares de cáncer colorrectal
  • Anemia
  • Sangrado rectal
  • Uso reciente de antibióticos
Ante estos síntomas de alarma se requiere una investigación clínica posterior y no podrá diagnosticarse la Colitis Nerviosa hasta haber descartado las patologías orgánicas.
Cabe atender también que hay determinados trastornos funcionales que se muestran comórbidos en mayor prevalencia cuando los pacientes padecen también Colitis Nerviosa. Estos son: migraña, cefalea tensional, fibromialgia, dispareunia, dolor pélvico crónico o síndrome de fatiga crónica.
En el momento de realizar la evaluación al paciente con SII es importante determinar qué es lo que le hizo demandar atención médica en un momento determinado.
Muchos pacientes con este problema muestran miedo a padecer alguna enfermedad orgánica como cáncer o enfermedad inflamatoria intestinal.
Respecto al hábito intestinal, la evaluación en este sentido también es importante, dado que a veces lo que es estreñimiento o diarrea para un paciente no coincide con el criterio médico utilizado.
En este sentido, la escala visual de Bristol puede ayudar a médico y paciente para determinar el síntoma correctamente.
Se debe tener en cuenta también la buena relación entre el médico y el paciente, dado que con estos pacientes es especialmente importante dada la relación que tiene con el éxito al tratamiento.
La evaluación médica diagnóstica incluye una biometría hemática completa que ayude a descartar anemia y velocidad de eritrosedimentación o proteína C reactiva para excluir procesos inflamatorios que puedan estar sucediendo.
Ante la diarrea se buscan leucocitos, sangre, parásitos.
Se debe revisar el funcionamiento de la tiroides y los niveles de calcio sércio. Si además el paciente presenta síntomas de alarma como los que hemos nombrado antes, es adecuado estudios adicionales.
Por último y no menos necesario, debe abordarse de manera completa la historia psicosocial del paciente, así como sus preocupaciones, qué eventos vitales estresantes le rodean y las conductas de búsqueda de atención médica.
Como ya hemos comentado, en esta enfermedad los trastornos ansiosos y depresivos aparecen en una gran cantidad de casos. Estos pacientes es conveniente que reciban una intervención psicológica para aprender a manejarse en la nueva vida.
La adaptación a una enfermedad crónica, todos los problemas que ésta conlleva, asumir las limitaciones que precisa y tratar todos los síntomas asociados es preciso y se necesita para ello ayuda psiquiátrica y/o psicológica.
Las distintas teorías cognitivas hacen referencia a que algunos procesos cognitivos pueden ser claves para el desarrollo de la depresión tras una situación vital que puede suponer una pérdida o privación, lo que sucede en enfermedades crónicas como la que nos ocupa.
Estos pacientes suelen presentar más ansiedad que depresión, pero ambos trastornos pueden estar presentes.
Es conveniente tratar también la ansiedad porque puede distorsionar su conducta, minar la relación que establece con el personal médico o con su familia, puede hacer que no cumpla con el tratamiento.
Es necesario disminuir la incertidumbre que caracteriza a estos procesos con una buena psicoeducación, eliminando los temores que presenta, educándole en la enfermedad, explicándole su naturaleza, los síntomas, el tratamiento.
Se debe trabajar de manera clara y concisa sobre la enfermedad, ayudarle a aceptar que no hay cura, trabajar el autocontrol sobre la enfermedad, trabajar sobre los tratamientos disponibles, trabajar los conflictos emocionales que surgen.
El profesional debe observar toda la esfera psicológica y social que rodea al paciente para atender también a síntomas que pueden estar ocultos o pueden no expresarse por parte del paciente pero pueden modificar el tratamiento.
El tratamiento debe optimizar la relación entre el enfermo y los profesionales que trabajan con él, reforzar la certeza del diagnóstico, tratar la dieta para excluir aquellos alimentos que pueden precipitar los síntomas.
Debe atenderse también al estilo de vida, para aconsejar aquellos cambios que pueden ser beneficiosos para él, se deben también administrar fármacos que actúen sobre los síntomas predominantes como el dolor abdominal, el estreñimiento y la diarrea (antidiarreicos, laxantes, espasmolíticos, antiinflamatorios, antidepresivos, antibióticos, probióticos)
Asimismo, se incluye también la psicoterapia, más aún si tenemos en cuenta que los factores emocionales pueden disparar los síntomas. Destacamos la terapia cognitivo-conductual y las técnicas de relajación.
– Terapia cognitivo-conductual: se trabaja a través de los patrones conductuales que llevan a la persona a emociones negativas, ayudándole a reconocer estas creencias, analizarlos y utilizar conductas más adaptativas. Se ha mostrado útil para disminuir tanto los síntomas como el estrés.
– Técnicas de relajación: por ejemplo la relajación muscular progresiva o la meditación (Mindfulness). Han mostrado eficacia en algunos estudios realizados. No deben realizarse de manera aislada sino dentro de otros tratamientos psicológicos.

Hoy en día algunos expertos cuestionan la idea de que la Colitis Nerviosa sea un trastorno funcional, dado que han mostrado que en esta patología existe inflamación de bajo grado de la mucosa (células inflamatorias).

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