sábado, 24 de agosto de 2019

Incapacidad laboral y depresión, legado de la enfermedad inflamatoria .

Dos recientes estudios ponen de relieve que el deficiente control terapéutico de los pacientes con Crohn y colitis ulcerosa merma notablemente su calidad de vida

Los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (Crohn y colitis ulcerosa) critican que el deficiente control terapéutico que sufren genera la aparición de brotes sucesivos, continuos ingresos y cirugías. Todo ello afecta directamente a su calidad de vida, favoreciendo que vivan en una constante incertidumbre en la que el desánimo, la incomprensión, los cuadros de depresión e incluso la incapacidad laboral sean habituales, según dos estudios presentados la semana pasada en el marco del VII Congreso de la Organización Europea de Crohn y Colitis, celebrada en Barcelona la semana pasada.
En el primero, el Estudio de las Emociones, realizado en España en 1.688 enfermos de Crohn, por la Confederación de Asociaciones de Crohn y Colitis Ulcerosa de España y el Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (Geteccu), se concluye que, por ejemplo, cuatro de cada diez pacientes tardan más de un año en ser diagnosticados, debido a que la sintomatología es inespecífica. “Sufren daños intestinales a veces persistentes, como dolor abdominal o diarrea, que pueden confundirse con otras afecciones”, explica a CF Fernando Gomollón, presidente del Geteccu.
Otro dato más preocupante si cabe es que, según la encuesta, el 16 por ciento de los enfermos, que tienen una media de 39 años, se encuentran ya incapacitados para trabajar. “Suele debutar entre los 15 y los 35 años, afectando a la fase más activa de la vida y siendo enorme su repercusión social”, continúa Gomollón.
A tenor de los resultados, los afectados activos laboralmente pierden una media de 3 horas y 24 minutos semanales de trabajo a causa de la afección. El tiempo aumenta a 5 horas y 36 minutos cuando tienen un brote.
Además, la incapacidad laboral se acompaña de depresión: Tres de cada cuatro pacientes confiesa haberse deprimido y sentirse incomprendido por sus problemas gastrointestinales”, matiza.
COLITIS ULCEROSA
Pero estas sensaciones no sólo son propias de la enfermedad de Crohn, sino que los pacientes con colitis ulcerosa también experimentan una merma de su calidad de vida. En un segundo trabajo, realizado en 1.156 pacientes de nueve hospitales españoles, de los cuales 528 estaban afectados por Crohn, se dividió a los pacientes en tres grupos: los que estaban en fase de remisión, los que sufrían un brote leve y uno entre moderado y grave (ver gráfico). En una escala del 1 al 10, los resultados mostraron que en la última fase se veían claramente afectados los planos sociales, funcionales (principales funciones del organismo), emocionales y sistémicos (afectación a todo el cuerpo) de su vida. Curiosamente, en fase de remisión su situación mejoraba lentamente, aunque no lo suficiente.

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