lunes, 7 de noviembre de 2016

HONGOS EN LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL, CROHN, COLITIS ULCEROSA.


 21 febrero, 2016
microbioma_intestinal
Desde hace años, desde los tiempos del zoólogo y microbiólogo ruso  Iliá o Ilich Méchnikov, , Premio Nobel Medicina en 1908,   se habla y se estudia el microbioma intestinal; hay trabajos que citamos en esta misma web hace meses sobre el “viroma intestinal”; también hay trabajos sobre lo que podríamos mencionar como “parasitoma intestinal”; así hay algunos equipos que han tratado algunas  enfermedades inflamatorias intestinales poblando el intestino del paiente con parásitos. No podía faltar en esta escalada de advenedizos en la población del intestino, la participaciñon de los hongos; creo que esta interesante publicacion en GUT del Dr Sokol y colaboradores, abre un panorama muy interesante tanto en el tratamiento de la enfermedad  inflamatoria intesinal, como en la interpretación del efecto de algunos tratamientos con cocciones de hierbas en estas afecciones, como en otras patologías con exceso de producción de gases, exceso de cándidas..etc..
Os aconsejo leer el mencionado trabajo de Sokol y cols., citado por REUTERS y MEDSCAPE
DISBIOSIS DE LA MICROBIOTA FÍUNGICA EN LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL
NUEVA YORK (Reuters Health) – Los pacientes con enfermedad inflamatoria  intestinal (EII)  muestran un desequilibrio en la población de hongos de su microbiota intestinal , según nuevos hallazgos.
“La microbiota fúngica es un nuevo actor a tener en cuenta en la patogénesis de la EII y potencialmente en otras enfermedades,” el Dr. Harry Sokol, del Hospital Saint-Antoine de París, uno de los autores del nuevo estudio, dijo a Reuters Health en un correo electrónico. Los hallazgos fueron publicados en línea el 3 de febrero en la revista inglesa GUT
Ya sabíamos que en la EII hay una disbiosis  bacteriana con una biodiversidad reducida, disminuyen algunas bacterias Firmicutes y aumentan algunos tipos de Proteobacteria, incluyendo Escherichia coli,  según el Dr. Sokol y  colegas señalan en su informe. Dos moléculas implicadas en la inmunidad innata a los hongos, la  CARD9 y la Dectin1, se ha demostrado que afectan  la susceptibilidad a la inflamación intestinal en  ratones, añadieron.
Para determinar si los pacientes con EII también podrían mostrar diferencias en su microbiota fúngica, el Dr. Sokol y sus colegas analizaron la composición bacteriana y fúngica de la microbiota fecal en 235 pacientes con EII y 38 controles sanos.
Los pacientes con EII tenían una mayor proporción de Basidiomycota sobre los Ascomycota . También tenían niveles más altos de hongos pro-inflamatorias, tales como Candida albicans, y menores niveles de hongos anti-inflamatorios, tales como Saccharomyces cerevisiae.
Los pacientes con enfermedad de Crohn (CD) mostraban menos Basidiomycota phylum, especialmente el no identificado Malasseziales, en comparación con sujetos sanos, mientras que su participación se incrementaba en pacientes con colitis ulcerosa (CU)  en comparación con controles.
“El análisis concomitante de la microbiota bacteriana en los mismos sujetos nos permitió señalar muchas correlaciones entre los componentes bacterianos y fúngicos con diferencias entre la EII y sujetos sanos, lo que sugiere la existencia de alteraciones inter-reino específicas en estas  enfermedades,” dijo el Dr. Sokol.
“Por otra parte, identificamos alteraciones específicas en la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa”, agregó. “Por último, aunque nuestro estudio no tuvo suficiente poder estadístico para demostrar una asociación entre el genotipo y la microbiota fúngica, identificamos algunas tendencias que sugieren que los polimorfismos genéticos asociados a la EII o a la gravedad de la EII,  pueden influir en la disbiosis microbiota fúngica.
Los resultados sugieren que el microbioma fúngico podría ser un objetivo en el tratamiento de la EII, dijo el Dr. Sokol. “Podemos imaginar la orientación terapéutica sobre los  hongos pro-inflamatorias y / o suplementar a los pacientes con los hongos antiinflamatorios con el fin de restablecer el equilibrio en el intestino”, agregó.
“Los próximos pasos se encaminan en entender y comprobar experimentalmente los efectos de los componentes de la microbiota fúngica en el huésped  y también el diálogo con las bacterias en el intestino”, dijo el Dr. Sokol. “Esto ayudaría a definir una estrategia terapéutica adecuada focalizada a la microbiota fúngica.”
FUENTE: http://bit.ly/1KeprZ9, Gut 2016

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