domingo, 12 de abril de 2020

El confinamiento puede agravar el déficit por vitamina D, necesaria para la correcta absorción del calcio.

  • Salir al balcón 10 minutos al día y aumentar la ingesta de huevos, pescado azul y lácteos puede minimizar la pérdida
  • 6 de cada 10 españoles tenía antes del estado de alarma los niveles bajos
  • En el caso de los ancianos la cifra se incrementa hasta el 80%
  • La falta de vitamina D puede agravar los casos de osteoporosis en ancianos, pacientes con diabetes y personas con obesidad
  • Los recién nacidos la necesitan para la formación normal de los huesos y dientes y para la correcta absorción del calcio a nivel intestinal.
  • Vitamina D
El confinamiento que estamos sufriendo puede ser causante y agravante de un déficit de vitamina D y este hecho, puede tener grandes repercusiones para nuestra salud especialmente en personas de edad avanzada, niños y lactantes.
Montserrat Pérez Pino, nutricionista del hospital La Salud, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética y propietaria de Dietas de Tu Medida, asegura que “en España tenemos la suerte de tener el sol siempre presente en la actualidad, según un estudio de la SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición), el 60% de la población española ya cuenta con un déficit en esta vitamina y en el caso de ancianos, esta cifra se incrementa hasta en un 80%. Con todo esto, cabe esperar que el aislamiento por coronavirus genere y/o agrave el déficit de vitamina D”.
“Para intentar minimizar esta pérdida, es muy necesario- recomienda- salir al balcón o abrir nuestras ventanas y tomar el sol durante 10 minutos al día y aumentar la ingesta de alimentos ricos en esta vitamina como son los pescados azules, lácteos y huevos”.
Efectos negativos
La vitamina D es esencial para la mineralización de los huesos por lo que su falta o déficit puede provocar raquitismo en niños u osteomalacia en adultos y puede agravar los casos de osteoporosis en ancianos, pacientes con diabetes y personas con obesidad.
También los que padecen enfermedades digestivas o que hayan sido intervenidos de una cirugía bariátrica, en los cuales su absorción está muy disminuida, serían más susceptibles y tendrían un mayor riesgo de padecer este déficit.
Pero además de su efecto a nivel óseo, el déficit de vitamina D se relaciona con un mayor riesgo de padecer cáncer, enfermedades cardiovasculares o esclerosis múltiple, enfermedades inmunológicas o mentales, como depresión y trastornos afectivos estacionales, disminución de la función cognitiva, alteraciones en la función muscular, envejecimiento precoz.
Esencial también para los recién nacidos
Montserrat Pérez asegura que “la vitamina D no sólo resulta esencial para los mayores de la casa, sino que los recién nacidos la necesitan los primeros meses de vida para la formación normal de los huesos y dientes y para la correcta absorción del calcio a nivel intestinal, siendo este motivo según la Asociación Española de Pediatría (AEP) el que hace esencial sacar a nuestros pequeños los días de sol. Esta recomendación sería válida también para los niños más mayores y la recomendación serían entre 15-20 minutos tres o cuatro veces por semana, a ser posible a mediodía cuando el sol está más alto y si no se dispone de balcón abrir las ventanas ya que los cristales filtran la radiación uva-b, esencial para que nuestro organismo sintetice vitamina D”.
Cambiar nuestra dieta
La luz natural y el sol son la fuente principal para sintetizar de forma endógena una buena cantidad de esta vitamina. Sin embargo, el encierro en nuestras casas hace que sea necesario añadir un extra a través de alimentos que la contengan. Así pues, según Pérez, “es interesante incrementar nuestra ingesta de pescados azules (frescos o en su defecto en conserva) como son las sardinillas, los boquerones, las anchoas, el atún, angulas, congrio y el salmón ahumado.
También los lácteos como la leche, los quesos y los yogures (especialmente los no desnatados) o aquellos enriquecidos en Vitamina D, los huevos y dos variedades de hongos Pleutorusostreatus (hongo ostra), Ganodermalucidum (hongo de la inmortalidad) y Cantharelluscibarius (hongo rebozuelo). También contienen vitam D, los cereales de desayuno enriquecidos, la jalea real y la mostaza”.
“Posiblemente- añade- y siempre bajo supervisión médica puede ser aconsejable la suplementación de Vitamina D, especialmente en pacientes con osteoporosis, diabéticos y obesos. Esto, sin embargo, según la AEP, no sería necesario en niños hasta no constatar previamente un déficit de dicha vitamina”.
Dada la elevada incidencia de este déficit y la situación en la que estamos, Montserrat Pérez considera que la suplementación con probióticos que contengan Vitamina C y D podría ser una herramienta para combatir el coronavirus, pues incrementan nuestras defensas y a su vez mejoran el déficit de esta vitamina.

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