Hay saturación en las urgencias españolas porque faltan profesionales. Ese es el primer diagnóstico que hace la oficina del Defensor del Pueblo en este informe. “La presencia de profesionales especializados y con experiencia en urgencias no está garantiza en todas las franjas horarias, ni todos los días de la semana”.
Ante esa carencia, acaban siendo los médicos internos residentes (MIR), los médicos en prácticas, “quienes acaban asumiendo una excesiva responsabilidad”.
La consecuencia de este déficit de profesionales es que “la saturación en urgencias incrementa el riesgo de error humano y el aumento de morbimortalidad”, según se puede leer en este informe global, donde se recomienda que las Comunidades pongan en marcha “herramientas de gestión para evitar el estrés laboral que sufren los profesionales en las urgencias”.
Porque si algo destaca este estudio es que todo lo hecho hasta ahora es insuficiente, “los avances de las últimas décadas, las urgencias hospitalarias siguen presentado inadecuaciones".
Por ejemplo, en lo que se refiere a la atención de los pacientes en fase terminal, que representa “un fracaso del sistema”, porque en las urgencias “no resulta posible garantizar una muerte digna, ni preservar el duelo familiar”.
También se da un severo toque a las Comunidades Autónomas por el cierre de camas hospitalarias. La Defensora del Pueblo admite que el “cierre de camas hospitalarias en época estival, como consecuencia del descenso de la demanda y actividad asistencial, es signo de eficiencia en la gestión de recursos”.
Sin embargo, es tajante en el cierre de camas durante el resto del año porque “no tiene justificación”, por ejemplo, “ante la demanda potencial”. Por eso, recomiendan que el cierre temporal de camas “exige evaluar específicamente las necesidades estructurales de los servicios de urgencias”.
Informe
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