La alteración que conduce a la génesis de la anemia permite clasificarla en sus diversos tipos.
En la EII la causa más importante de anemia es el déficit de hierro, es decir la "anemia ferropénica". Este tipo de anemia es consecuencia del sangrado por lesiones intestinales activas (se pierde sangre y por tanto la hemoglobina y el hierro que contiene) y, en muchas menos ocasiones, también puede deberse a una absorción inadecuada del hierro de la dieta.
La segunda causa en frecuencia de anemia en la EII, es la denominada "anemia de proceso crónico". De forma simplificada, cualquier alteración inflamatoria crónica, como es la EII, conlleva una menor producción de hemoglobina, debido a la acción de diversas moléculas generadas por dicho proceso inflamatorio sobre la médula ósea (donde se producen los hematíes, con la hemoglobina en su interior). Con mucha frecuencia se mezclan anemia de proceso crónico y ferropenia, de forma que en esos casos se deben tratar ambas alteraciones.
En tercer lugar, en los pacientes con EII existen "otras causas menos frecuentes de anemia”, pero que no debemos olvidar, como son el déficit de vitamina B12 o de ácido fólico o la acción de algunos medicamentos concretos (tiopurinas, salicilatos).
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