miércoles, 13 de noviembre de 2019

«Nos gustaría incorporar un psicólogo a la unidad de enfermedad intestinal»

El equipo, con responsables de Geteccu y Bureau Veritas. / D. ARIENZA
El equipo, con responsables de Geteccu y Bureau Veritas. / D. ARIENZA

El equipo del Hospital de Cabueñes, distinguido por su excelencia, atiende a 1.724 pacientes. El número va en aumento y se asocia a los hábitos occidentales

E. RODRÍGUEZGIJÓN.
El equipo de profesionales que integran la Unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal del Hospital Universitario de Cabueñes recibió ayer la certificación de calidad en la asistencia sanitaria que concede el Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (Geteccu). Al acto asistió el consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz, quien señaló que, en su faceta también de «cirujano general y del aparato digestivo» , conoce bien el trabajo valorado y el del equipo que lo hace posible. «Es un motivo de orgullo que, en una sola semana, un hospital asturiano haya recibido esta certificación tras la entregada el miércoles pasado en el HUCA a la unidad homóloga». Según señaló, con este sello, «Cabueñes se une a los mejores centros del país en cuanto a la investigación, diagnóstico, tratamiento y cuidados de la enfermedad inflamatoria intestinal».
La unidad lleva casi diez años de andadura, tras haber sido fundada por la doctora Cristina Saro en 2010. Atiende a 1.724 pacientes. En lo que va de año ha recibido a 77 nuevos enfermos, cuando en todo 2018 fueron 56. El origen de la enfermedad de Crohn (que puede afectar a todo el tubo digestivo, desde la boca hasta el ano) y de la colitis ulcerosa (centrada en el intestino grueso) es desconocido, aunque ambas tienen una base autoinmune y son crónicas. Sobre el incremento de los pacientes, la médica facultativa Pilar Varela apuntó a la mejora del diagnóstico y a la creencia de que «la enfermedad está asociada a los hábitos de la vida occidental. A la comida basura y a la contaminación, que alteran la microbiota intestinal. Eso, junto con una predisposición genética, provoca que se desate».
El reto, sobre todo, es curarla. La unidad trabaja para eliminar los síntomas clínicos y que «los pacientes tengan una buena calidad de vida». Lo abordan, fundamentalmente con medicación (fármacos biológicos e inmunomoduladores) y con derivaciones al nutricionista o al neumólogo para que dejen de fumar, porque el tabaco también es un factor de riesgo. Varela, muy agradecida con estas colaboraciones, reconoció que «nos gustaría mucho tener un psicólogo porque es una patología de pacientes jóvenes. Les cuesta aceptarla y nos vendría muy bien poder derivarlos. Y un nutricionista». También cree importante que haya baños adaptados para portadores de estoma. Solo hay uno en el ambulatorio de Pumarín.

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