Existe una gran confusión por parte de las madres en relación a la alergia y la intolerancia a la lactosa, son dos trastornos que el bebe puede sufrir los cuales son distintos pero pero tienen una interrelación entre sí.
Identificamos a una alergia como aquel trastorno que afecta al sistema inmunitario del bebé. En este caso el organismo del niño percibe a la leche como un componente peligroso para el mismo y motivo por el cual responde con síntomas inmediatos como pueden ser: urticaria, problemas de respiración, así también en la mayoría de los casos presentan salpullidos o ronchas en la piel del bebé hasta llegar a sufrir un grave shock anafiláctico que puede resultar fatal. Un caso de alergia que no es atendido profesionalmente puede derivar en la muerte, ya que existen reacciones adversas que interfirieren en la respiración del bebé. La alergia a la proteína de la leche que sufre el bebé puede desaparecer o minimizarse en algún momento en la vida del niño gracias a un buen tratamiento médico.
La intolerancia está directamente relacionada con un problema de digestión del alimento, el cual se caracteriza por una fuerte diarrea sin motivo aparente que se presenta unas horas después de que el bebé haya ingerido la leche. En esta situación de diarrea continua existe un problema secundario pero no menos riesgoso, el cual es la destrucción de la mucosa intestinal deteriorando así la producción de la lactasa que es una enzima que se fabrica en el intestino y la cual es responsable de la absorción de la lactosa, por consiguiente la diarrea se extiende por más tiempo. El gastroenterólogo pediátrico es quien define si este trastorno puede ser temporal o definitivo.
Es importante para toda madre y todo padre que pueda diferenciar la alergia a las proteínas de la leche y de la intolerancia a la lactosa, siendo este ingrediente el azúcar principal de la leche.
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