Por
Atenodoro R. Ruiz, Jr.
, MD, The Medical City, Pasig City, Metro-Manila, Philippines
Algunos trastornos, infecciones e intervenciones quirúrgicas pueden producir malabsorción.
La malabsorción causa diarrea, pérdida de peso y heces voluminosas y con muy mal olor.
El diagnóstico se basa en los síntomas característicos, junto con análisis de muestras de heces y en ocasiones una biopsia del revestimiento del intestino delgado.
El tratamiento depende de la causa.
Causas
Normalmente, los alimentos se digieren y los nutrientes (proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales) se absorben al torrente sanguíneo, principalmente en el intestino delgado.
La malabsorción puede ocurrir si un trastorno
Problemas digestivos
La digestión de los alimentos puede verse afectada por
La mezcla inadecuada puede ocurrir en una persona a la que se ha extirpado una parte del estómago.
En algunos trastornos, el cuerpo produce cantidades o tipos insuficientes de enzimas digestivas, que son necesarias para la degradación de los alimentos. Por ejemplo, una causa frecuente de malabsorción es la insuficiente producción de enzimas digestivas por parte del páncreas, lo que ocurre en algunas enfermedades pancreáticas, o por el intestino delgado, lo que ocurre cuando hay deficiencia de lactasa (ver Intolerancia a la lactosa).
También puede afectar a la digestión una reducción en la producción de bilis, un exceso de ácido gástrico o la proliferación de un tipo inadecuado de bacterias en el intestino delgado (ver Síndrome de proliferación bacteriana).
Problemas de absorción
La absorción de nutrientes al torrente sanguíneo puede verse afectada por
El revestimiento normal consta de unas pequeñas protuberancias llamadas vellosidades y otras aún más pequeñas llamadas microvellosidades, las cuales crean una enorme superficie de absorción. Las infecciones (bacterianas, víricas o parasitarias), los trastornos celíacos y la enfermedad de Crohn pueden dañar el revestimiento intestinal.
La extirpación quirúrgica de una gran parte del intestino delgado disminuye sustancialmente la superficie disponible para la absorción (véase Síndrome del intestino corto).
Los trastornos que afectan al flujo de líquido linfático desde el intestino al torrente sanguíneo (el camino que deben seguir las grasas para entrar en el torrente sanguíneo), como una malformación de los vasos linfáticos intestinales (ver Linfangiectasia intestinal), una obstrucción de los vasos linfáticos debida a un linfoma (cáncer del sistema linfático) o una entrada problemática del líquido linfático en el torrente sanguíneo debida a algunas cardiopatías, también reducen la absorción.
Síntomas
Los síntomas de malabsorción se producen por el aumento del paso de nutrientes no absorbidos a través del tubo digestivo o por las deficiencias nutricionales que resultan de una inadecuada absorción.
El síntoma más común de malabsorción es
Cuando no se absorben adecuadamente las grasas en el tubo digestivo, las heces son de color claro, blandas, voluminosas, grasas y excepcionalmente malolientes (este tipo de heces se denominan esteatorrea). Las heces pueden flotar o quedarse pegadas al inodoro y ser difíciles de eliminar al descargar la cisterna. La absorción inadecuada de ciertos azúcares produce diarrea explosiva, hinchazón abdominal y flatulencia.
La malabsorción causa deficiencias de todos los nutrientes o deficiencias selectivas de proteínas, grasas, azúcares, vitaminas o minerales. Por lo general, las personas con malabsorción pierden peso o tienen dificultad para mantener su peso a pesar de un consumo adecuado de alimentos. Las mujeres puede que dejen de menstruar. Los síntomas varían dependiendo del déficit específico. Por ejemplo, una deficiencia de proteínas puede causar hinchazón y acumulación de fluido (edema) en cualquier parte del cuerpo, sequedad de la piel y caída del cabello. La anemia (causada por déficit de vitaminas o hierro) puede causar fatiga y debilidad.
Diagnóstico
El médico sospecha que hay malabsorción cuando una persona tiene diarrea crónica, pérdida de peso, anemia u otros signos de déficits nutricionales. La malabsorción es menos obvia, y a menudo más difícil de reconocer, en las personas mayores que en los niños.
Las pruebas de laboratorio ayudan a confirmar el diagnóstico:
Una prueba que mide directamente la cantidad de grasa en las heces recogidas a lo largo de 3 días es la más fiable para diagnosticar la malabsorción de grasas, que está presente en casi todos los trastornos de malabsorción. Un hallazgo de más de 7 g/día de grasa en las heces es el indicador más característico de malabsorción. También se dispone de algunas otras pruebas que miden la grasa en las heces, pero no requieren la recogida de heces durante 3 días.
Las muestras de heces se examinan a simple vista y al microscopio. La presencia de fragmentos de alimentos sin digerir puede significar que el alimento pasa muy rápido por el intestino. En una persona que presenta ictericia, las heces con exceso de grasa indican una disminución en la producción o la secreción de bilis. Algunas veces se ven parásitos o sus huevos al microscopio, lo que sugiere que la malabsorción está causada por una infección parasitaria.
Pueden hacerse análisis de sangre y otras pruebas de laboratorio para detectar la malabsorción de otras sustancias específicas, como la lactosa o la vitamina B12.
Una vez que el médico confirma que la persona sufre un trastorno de malabsorción, se realizan pruebas para diagnosticar la causa:
Puede ser necesaria una biopsia para detectar anomalías en el revestimiento del intestino delgado. El tejido se obtiene a través de un endoscopio (tubo flexible de visualización equipado con una fuente de luz y una cámara, por el cual puede insertarse una pequeña pinza) que se introduce por la boca hasta el intestino delgado.
También se pueden hacer pruebas de diagnóstico por la imagen, como la enteroscopia con videocápsula, la tomografía computarizada o las radiografías con contraste de bario y otras pruebas diagnósticas (cultivo de bacterias digestivas, ciertos análisis de sangre o pruebas de aliento).
Si el médico cree que la causa de la malabsorción puede ser una producción insuficiente de enzimas digestivas por parte del páncreas, se realizan estudios de la función pancreática. Sin embargo, algunos de estos estudios son complejos, requieren mucho tiempo y son invasivos. En una de las pruebas, se introduce un tubo por la boca y se dirige hasta el intestino delgado, donde pueden recogerse y medirse los jugos intestinales que contienen secreciones pancreáticas. En otra prueba, la persona ingiere una sustancia que requiere enzimas pancreáticas para su digestión. Los productos de la digestión se medirán en la orina. Recientemente, los médicos han estado haciendo pruebas más simples y fáciles que miden los niveles de ciertas enzimas pancreáticas en las heces.
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